Hace unos pocos días leí que el gasto militar diario en el mundo asciende a 5000 millones de €, dinero suficiente para ayudar a 34 millones de personas en riesgo de morir de hambre. Es un mensaje lanzado por 200 ONG donde piden aumentar los recursos de manera urgente para paliar la situación, basado en un informe del año 2019 del Instituto para la Paz de Estocolmo.
Nos encontramos ante un fracaso político extraordinario. Los países más ricos recortan la ayuda alimentaria mientras millones de personas pasan hambre. Poner acento en que no se trata de un problema de falta de recursos, mejor de igualdad.
En ocasiones se da que la pesadilla es la propia existencia, la cruda realidad de vivir en un entorno donde la solidaridad se queda en solo eso, una palabra.