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27 Jun 2021

SEPELIO

Manifiestos acordes de piano se evaden por los pasillos de la capilla del tanatorio de Sant Gervasi  para dejarse atrapar por el sentimiento de  familiares y amigos de Conxita sentados en los bancos y atentos a la ceremonia.

Por uno de los lados del oratorio la vista puede volar sobre la ciudad de Barcelona con el  único obstáculo de una cristalera de por medio. Enfrente ya es otra cosa, la mirada topa con el altar y el féretro.

A estas horas el volumen de la capilla se nutre de buena luz, de vida, de muerte, de fe, de...

... recuerdo, de amor  y de una armonía compuesta por notas claras y oscuras que amansa la aflicción. Corresponden a corcheas aladas; son libertas de un pentagrama.

Se repite la circunstancia de que la música colorea el lienzo gris del deceso, aunque el color acostumbra a expirar conforme transcurre la existencia; y eso pese a que el címbalo  brille exultante en el exterior a estas horas tan cercanas a su zenit. Y es que hace una mañana manifiestamente azul. Radiante. Calma. Maravillosa. ¡Espléndida!, como el mismo destello con el que nos obsequia Conxita  traza de su legado  para siempre. Y eso a pesar de que es sabido que  nada es eterno.

Ahora, más tarde, acabada la ceremonia y en otro decorado: el de la calle, de vuelta a mis quehaceres, cruzo raudo por delante de su portal y se da la circunstancia de que todo se diluye. Entonces el suceso se mueve con la agilidad de un púgil para liberar el recuerdo. Tanto es así que hasta llego a pisar el cielo. Incluso una nube hace las veces de felpudo a los pies polvorientos.

Entretanto miro con timidez hacia su portería buscando, a pesar del forzado exilio, su fulgor como antaño.

 

26/05/2021

 

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Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
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