
Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
Una vida nómada no acostumbra a aceptar lo accesorio. Las posesiones son proclives a anclarnos a un lugar porque su peso dificulta el movimiento. Por eso para un nómada nada superfluo puede ser admitido.
En consecuencia es obvio que en esta vida todo lo prescindible dificulta el movimiento, no lo facilita; entonces solo lo liviano, pero también debo considerar la condición de tener una mentalidad alada para producir el cambio.