
El propósito de un día como hoy podría ser, a lo mejor, borrar la pizarra del pasado con la intención de crear espacio para seguir escribiendo en sentido metafórico; quiero decir hacer borrón y cuenta nueva no tanto para olvidar, sino para mejorar. Por consiguiente los propósitos como: "no lo volveré a hacer", paradójicamente suelen sucumbir más pronto que tarde frente a lo contrario; otro: “debo cambiar tal aspecto de mi personalidad”, también; y acabamos por modificar poca cosa o, incluso, nos quedamos igual que estábamos hasta peor, entonces todo eso se convierte en un puñado de meras buenas intenciones sin pasar de ahí. Pero no vaya a tragarse el lector lo que afirmo, también hay quien lo alcanza y asume lo que se ha propuesto. Son los que caminan siguiendo el rumbo que establece su intuición y que son capaces de remar en contra de la opinión y lo establecido.
Sea como fuere, y en mi opinión, irremisiblemente morimos un poco a diario para alcanzar lo que sea que nos hayamos propuesto. Con seguridad, quien más quien menos, habrá tenido que lidiar de sobremanera contra mar y viento. Y es que un año, un reto, una causa, un proyecto, puede resultar muy largo; o muy corto; o muy duro; o muy blando según se mire. Eso depende del punto de vista de cada persona, sus circunstancias y el contexto.
Pero no se vaya a preocupar usted, que todo se andará y a partir de hoy uno de enero, coincidiendo con época de rebajas, lograremos ese ritmo de vida que es tan habitual y cotidiano en nosotros para no morirnos de verdad, o sea: para subsistir. ¿Y cómo?, pues: trabajando, cuidándose , yendo al gimnasio, siendo productivo, intentando ser mejor persona…todos esos objetivos, propósitos y quehaceres, viejos y nuevos, que espantan y hacen huir en cierta modo al perseguirlos al fantasma de nuestro límite vital y que nos arrastra a creernos inmortales o mejor a no pensar en la posibilidad opuesta.
No se altere, que sobreviviremos a casi todo y al resto del año, porque es lo que anhelamos, continuamente: retrasar el fin.
Pero con frecuencia uno debe desgañitarse y dejarse la piel cada día, y durante tiempo prolongado, para estirar la vida. Aun así el destino tendrá la última palabra.
¡Buen año!