engaño y por supuesto, a la caza de brujas (víctimas) donde descargar todo su confusión y malestar que puede generar y acumular, por saberse sobrepasado por las circunstancias. Al fin y al cabo estamos hechos de eso, de condiciones. Entonces, sin recursos, al acomplejado le queda solo la palanca del escarnio y la empatía entendida al revés como herramienta, como mazo.
¿Nos queda solo que esperar y soportar embestidas a los que contemplamos o sufrimos esas practicas? No lo sé, pero podría aunque de otra manera. Me explico: ell@s creen tener la suprema razón y suelen buscar greña a la mínima oportunidad, más cuando nuestra libertad y argumentos pueden hacerlos sentir pequeños, vulnerables, y tambalearse. No sienten especial inclinación por esas connotaciones porque en el enojo y el castigo es donde mejor se mueven, por eso provocan y llevan un mazo ajustado al cinto: para repartir golpes a diestro y siniestro cuando algo difiere de sus ideas. Aunque pensándolo bien, recomendaría mejor alejarse de lo tóxico (personas o cosas); y eso es no corresponder con igual. A mi parecer no significa huir, sino tomar refugio en la medida que uno pueda para protegerse de esa clase de inclemencia silente que contamina de manera emocional. Dicen que ellos entran al trapo porque son como esperpentos, maestros en los cuales debemos mirarnos para aprender a no repetir sus patrones de conducta de matón. Apostillo: a no resolver de igual manera sino desde la ecuanimidad. Solo has de observar a tu alrededor; que seguro que ya lo haces desde siempre, amable lector.