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28 Oct 2023

ALHAMDULILLAH (Gracias a Dios)

“Todo está mal. Pero yo estoy bien porque te amo y estamos juntos. Te escribo esta noche”.

“Insha Allah”(si Dios quiere), responde Ahmad.

(…)

“La mujer con la que tengo que casarme por videollamada está en Gaza”, explica Ahmad a sus amigos.

(Khulut, la mujer, está en Gaza,  sola y sin batería).

(Extracto de un texto de María Ferreira para un periódico. Hebrón. Cisjordania)

 

Se dan certezas que la vida se lleva por delante. “Te quiero siempre. Siempre”. No acostumbra a materializarse. Siempre, es una palabra exigente como lo es paz o guerra. [Luego de la ocurrencia seguro que bombardeos]. 

La guerra anula la capacidad humana porque la transforma. [Caen más bombas de artillería pesada]. Allí la lluvia es de metralla. Gaza está bajo un 

asedio total, entre dos fuegos: el de un viejo conflicto  entre dos pueblos sumado quizá al del terrorismo (?). Claro que en un conflicto es complicado sacar conclusiones sobre quién fue el primero que tiró la piedra. Pero nada, todo guerra sigue según unos planes, los de los que la imponen. Ellos no luchan en el frente, lo hacen desde la poltrona sin poner en riesgo sus vidas ni la de sus seres queridos. ¿Será que la de los demás vale menos? Uno ha de tener tragaderas para enviar a otros a morir al frente mientras mira  las noticias por TV. 

Habrá quien reparta  la culpa de la violencia entre los bandos. Una manera de ser equitativo. Pero los implicados  se sentirán como si le fuera ajena. Quizá para alguien haya algo más importante que las vida porque la humanidad queda lejos llegados a la violencia de cualquier índole, ni que sea de palabra.

Se sigue matando a inocentes para no ir a ninguna parte. Siguen muriendo por la voluntad de unos cuantos y por el silencio de otros. Y es que la divinidad no se dedica a los milagros. Por eso la manera adecuada de vivir la vida es mediante el uso de la razón para superar nuestros problemas. Lo que hacemos con estos y las dificultades es lo que define el juego, lo bien que se juega; más importante que quien gana y pierde. De hecho, un buen jugador no tiene ideas rígidas de cómo manejar el problema. Los mejores actores son los que despliegan fantasía, los que no  imponen, los que encuentran nuevas maneras de volver a su favor situaciones difíciles, convirtiendo los obstáculos en camino. No es que ganen partidos, sino que juegan lo mejor que saben con la pelota que les ha tocado. Al fin y al cabo no todo está bajo su control.

 

Un soldado (no importa el bando):

 

“—¿A qué disparabas?

  —A las casas.

  —¿Casas elegidas al azar?

  —Sí, ¿por qué?”

 

Otro:

“Acabas disparando a todo lo que se mueve. También a lo que no. Se queman grandes cantidades de cartuchos. Se convierte en algo así como un videojuego, pero real, en consecuencia se convierte en una cacería del hombre. Y sinsentido salvo el de supervivencia propia. El resto (de vidas) no vale nada para quien aprieta el gatillo…ni para a quien obedece”

 

Otro más:

 

“La cantidad de destrucción es increíble. Barrios en los que no se puede identificar nada salvo montones de escombros y casas en ruina. No queda piedra sobre piedra…campos, invernaderos, huertos, hospitales…todo devastado. Es increíble. Es surreal. Y como no, terrible. Olor a muerte. Olor a sangre. Gritos. Llantos. Un bebé muerto al lado de su madre (o su padre) también muerta yace sobre un suelo arruinado. ¿Pero a quién le importa? La gente, vuestra gente, occidente,  continúa su vida normal, ¿no? No puede hacer nada. Cada uno ha de resolver sus problemas… Cada uno ha de superar su enfermedad. Pero no,  no hay explicación para tanta barbarie.”

 

Así que, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo en que no estamos de acuerdo (de lo que se trate) y seguimos juntos con la intención de vivir una buena vida?

Y es que Epicteto nos recuerda lo que Eurípides dijo a Medea: “Conozco muy bien los males que pretendo hacer pero la pasión desborda lo que me indica el buen juicio.”

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Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
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