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01 Jun 2024

ESCRIBO SOBRE BLANCO

Escribo sobre blanco. Anoto al compás de las horas y de las olas del mar.

Desde pronta edad,  tragué que había algo que descubrir más allá del horizonte. Algo nuevo, desconocido. Una expectativa dibujada a mi manera, claro. Ahora, acepto resignado que no había nada más. Y es que la existencia de uno se modela, de no estar atento,  bajo el influjo de los  pensamientos.

Aquella rebeldía se  balancea aún hoy,  aunque regida por  el equilibrio  de la 

edad que  augura sensatez. Aun así, torpe quizás, pone en duda  que no haya nada más en esta vida ni después.

Mi juventud voló. Se gestó y se gastó mientras rastreaba lo figurado  sin llegar  siquiera al linde  de la quimera. Tal vez por ser abismo aquel estado de convicción. Reconocer que  el mito todavía  vuelve.  

Consecuencia de un carácter resultan las preferencias.

Aceptar, afable lector,   que todo muta excepto la esencia de cada cual. Hablo de lo que nos distingue  aun siendo iguales. Me refiero a cómo somos, sentimos, relacionamos,… En definitiva,  de qué manera vivimos  y nos vamos.  Rasgos  que pueden  incluirnos con los afines y excluirnos de los   distantes. Y no es que sea imposible el cambio, si acaso complejo modificar  la mirada. 

Procede la mañana con chispa, a la manera de un prestidigitador  que cambia la gama de grises. Entretanto lo observo sin adivinar cómo.   Es ocasión que se consagra mágica. Empero, el recuerdo y el vaticinio quedan relegados, bien por haber sucedido o no llegar a ocurrir jamás. El instante presente resulta, aunque fugaz, otra cosa.

Elucubro en gris al igual que la tonalidad del día,  con el imaginario arcoíris de un adolescente  y con una diáspora de  horas persiguiéndome. Y me trae de vuelta aquella quietud silente  de finales de septiembre en la que fue la casa familiar de veraneo de Cabrils. Allí cortejé por primera vez con la nostalgia. Intuyo que causada por el irrumpir del sosiego  post vacacional hacia finales de septiembre. No acierto a calificarla, pero no se trataba  de una circunstancia execrable de ninguna manera, contemplativa mejor.

Sin embargo, el silencio y el retiro adolecen de muchos detalles desde el principio, pero a medida que los socavas y les abres una brecha desgranan, apresurados y lentos,  vivencias que moldean  dando  dirección  a la existencia mientras se avanza.

Muda el tiempo.  Recuerdo sus momentos, sus movimientos, los ratos de experiencias a su lado, las horas prestadas y pasadas en su compañía sin conocerle, pero con la complicidad compartida de asombro por el mundo, incluso ahora en el momento presente.  

Lo que me ha llegado a soportar (el tiempo). 

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Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
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