
Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
Hoy (por el miércoles de la semana pasada) casi pierdo el rumbo entre una cosa y otra. Es conocido que el rumbo se convierte en un bien preciado cuando careces de sentido de la orientación, lo pierdes, o debido a cualquier contingencia como por ejemplo podría ser haberse extraviado y necesitar de él para poder retomar la dirección que más se ajusta a nuestro itinerario.
Hace escasos minutos que me he reubicado, me he convertido en manresano de adopción gracias al altruismo de una mujer. Ahora bien, hace los mismos que he dejado de ser barcelonés como consecuencia de la terquedad de otra. En cualquier caso sé, todavía, donde me encuentro. Quiero decir que sé interpretar las nuevas coordenadas vitales. Que quede claro.