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La gent sempre s’acaba posant en marxa. Uns més tard, d’altres amb més promtitud. Sempre és la diferència del tempus el que ens fa deliciosament humans i, de vegades, llastimosament predicibles. Això també és cert; com ho és que no ho fan pel mateix compromís o dèria.

Malgrat tot no s’ha de patir. Tot i que em neguiteixa ser (amb això de patir) el més puntual de tots; vull dir el que més el sovinteja. Però confessaré que  comparar-se és una practica poc resolutiva, doncs cadascú té la seva essència i és mou dins els seus llindars a no ser que algú li mostri un altre perspectiva o alternativa.

Però diuen que no s’ha de patir gens ni mica. Que tot es posa a lloc. Que l’univers és qui ...

Parlant de pluja acaba, ves per on, de sortir un sol agosarat que s’allarga fins els fons del petit saló de ca meva mentre escric el text.

Com sempre i mentre, el temps  acompasa sense presa la solitud quan m’assec al balcó a contemplar un agraït interior d’illa tot i que hores d’ara es comença a fer presó.

I em guanya una realitat molt millor, i pot ser no tan llunyana, la vista del balcó de la Lola que abasta prou la bahia de Palma. En part em sento com a casa seva, tret de les vistes, està clar. I de la pau d’una casa de camp al vell mig d’una garriga algun  cap de setmana.

 I es que on sigui m’agrada badar. Fer el badoca o com coll es digui.

Badar es produir una abertura; obrir al llarg; mirar amb atenció; estar més o menys ...

Existe la creencia extendida que “viajar” es moverse hacia algún lugar distante haciendo, además, uso de un medio de locomoción. Buena parte de la responsabilidad de  esta convicción  la puede tener  el diccionario. Y el remanente nosotros, por creernos a pies juntillas lo que reza, lo que guardan, las tapas de un libro. Y lo propongo no sea cosa que nos vayamos a auto liberar de la falta. Nada nuevo por otro lado, ya que nacimos dotados con el pecado ancestral.

Si el “periplo” se da en avión, hacia un destino exótico lejano y nuevo, mucho mejor si pensamos en compartir la experiencia en  Facebook, Instagram, Whatsapp, Telegram, Signal, QQ, o vete a saber en qué red social. Y es que algo de narciso tenemos. “Y no me digas que no”, como sugiere la letra de una canción. Pero puedes, de hecho debes, considerar lo que creas adecuado.

La pausa aquí no pretende ser retórica, más bien aproximada, pues persigue un propósito: procurar un ambiente adecuado para la disensión. Pues la única manera de alcanzar la verdad es dudando. Y a veces ni eso. Continuo:

No sé cómo empezar esta entrada extraída de unas anotaciones correspondientes a un vuelo con destino Beijing de hace algunos años. Al fin me decido:

«Soy “fruto” de  mis padres», pensé. Después dirigí la mirada hacia la ventanilla para descubrir un cielo nítido entretanto despegábamos.

Y eso: «ser consecuencia de», también es un compromiso. «No únicamente una dádiva, que también», seguí rumiando.

  Me resultaba extraño estar solo en una nave aunque de sobras conozco que no lo estaba, puesto que había más pasaje. Pero conozco bien que no hace falta estar con alguien para...

Fa una tarda assolellada ecara que ventosa quan acabo de dinar. Ho percebo mentre els ulls  llisquen la vista  a través de la vidriera que tanca el menjador d’un modest, petit, però alegre bar restaurant d’un gimnàs de barri. Són quasi les quatre.

Durant bona part de la matinada ha bufat un sorollos zèfir sense treva. Ha degut començar passades les dues. He nat a dormir tard i tot estava calm. Tant és així que m’ha despertat l’esbufec mentre aquest traginava de valent  a l’exterior. Pot ser eren cap els volts de les cuatre. No tenia forces ni de mirar el rellotge. Era fort. Extrany. Aliè. A estones s’ha colat pel pati interior  del edifici i ha cridat, vull dir que ha ululat amb força. Fins i tot a ratos el seu ímpetu  es colava per la finestra entreoberta de ma cambra i m’acariciava.

 Pel que veig, al adreçar la mirada cap a l’exterior entre la foscor de la terrassa i els...

13 Oct 2019

EL NIDO

Y me digo que un nido es algo como  una casa, un lugar de encuentro, un espacio  de reposo.

En la RAE hasta  una especie de lecho donde las aves ponen huevos y consecuentemente crían sus pollos. O también un lugar donde se acude con frecuencia a hacer lo que sea. Y en los hospitales donde están los recién nacidos. Hasta un lugar originario de cosas inmateriales, como lo suelen ser los nidos de las discordias. Incluso un fundamento de algo puede llegar a ser un nido. O un punto donde se juntan las personas, animales o cosas despreciables (añado: y a veces no tanto).

Y en otro orden de cosas hasta los hay de abeja (nidos) y no me refiero a un panal, sino a una clase de bordado sobre una tela fruncida, sustancialmente parecido a las celdas  del insecto himenóptero; de ametralladoras, que no deja de ser un emplazamiento protegido para estas armas...

Y como locución verbal coloquial «caerse del nido» que es mostrar ignorancia de algo muy conocido. O caer en la cuenta de algo obvio.

Incluso un cobijo  de montaña, guardado o no, en general;  y en particular uno sito en ...

Me gustaba tanto el cielo de ayer! Un cielo ancho, azul celeste, que se apretaba contra los cristales de la cafetería a la manera del rostro de un niño risueño y conmovedor. 

El sol no era ridículo, más bien altivo y dotado con esa expresión y  parsimonia del otoño. Un sol que a pesar de su esfuerzo en sobresalir comienza a ser marchito.

Es cuando la exaltación de tonos ocres se dan cita entre toda una vehemente gama  de verdes que sobrevive 

09 Oct 2019

ODA AL VIENTO

Regresaba el viento

Volvía rauda la respuesta

Se alargaba su resonancia

Esta vez no

No regresaba del norte

Si acaso de mi infancia

Dormida a intervalos 

Diminutos y celestes puntos en el cielo

A modo de estrellas 

Decoraban la bóveda arqueada 

Su viaje transcurrió inesperado. Rápido. Fugaz. Oscuro. Lo que dura un silencio sordo. Nada y todo. Casi eterno.

Los ojos de aquel espíritu  se mantuvieron  cerrados en el interior del vehículo   todo el trayecto por carretera hasta llegar a destino. Y todo  a pesar de las más de casi tres largas horas que duró el recorrido. Y optó por no abrirlos, posiblemente  para no recordar el paisaje  por donde se 

El sol descendía lentamente sobre el mar. Jorge reconocía la voz de sus vecinos de escalera a través de la medianera de la terraza que asomaba al mar por encima de la ronda del Litoral de Barcelona. Entretanto se llevaba con parsimonia el cigarrillo a los labios cada poco, me daba una explicación sobre de qué manera el mar muta de color según sea la luz de la puesta de sol y el grado de humedad. Me decía: «Puede ir de un rojo intenso a un azul o a  un pizarra…».

Desde aquella atalaya, la vista parecía fundirse  en el horizonte entre mar y cielo ...

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Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
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