Barcelona 1950. Fernando Amorós es sub inspector de la Policía Secreta que presta sus servicios en la ciudad Condal.
Como resultado de una investigación se ve salpicado por una ambigua confidencia de un gitano, un tal Amador Heredia: tratante y experto en arte.
Tras la acusación el protagonista no desfallece en querer demostrar su inocencia, y sigue con la investigación desligado de la Policía.
Todo un tropel de anécdotas, peligros, casualidades, aventuras, amistades y amor que le ocurren al personaje, hacen que su vida corra peligro reiteradamente y acabe siendo una huida. Hasta que llega un día se demuestra que nada es lo que parece.